Mis huesos húmedos
esperan
que caiga
la última hoja del otoño.
Pacientes
de verte
sin poder tocar
carne
que
cuelga en hilachas
y desluce
el destino
de a dos
mientras otros
regodean
su suerte
de fruta mordida
y escuchan
la risa melodiosa
de los que saben pedir.
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